Enviado por su padre a realizar una pesquisa entre sus familiares, es apresado por el conde mabden Glandyth-a-Krae, que le arranca un ojo y le corta una mano. Pero el mago Shool, para cumplir una venganza contra Arioch, el Caballero de las Espadas, le entrega el Ojo de Rhynn y la Mano de Kwll, dos dioses perdidos. Así empieza las fabulosas aventuras de Corum, enfrentándose a la maldición de los Señores de la Espada, luchando a favor de los Señores del Orden y metido en una guerra que está más allá del tiempo y del espacio y que, al igual que Corum, no es dueña de su propio destino.
Leer Mas »Archivos
La Reina de las Espadas del autor Michael Moorcock
De la bruma emergían unas bestias reptilescas arrastrando pesadas corazas. Acarreaban cantidad de criaturas, y algunas bestias montaban en otras. Cada uno de los seres era la parodia de un ser humano: Eran animales, transformados en caricaturas. Algo parecido a un perro saltó sobre Corum. Llevaba casco y coraza, y su morro estaba cuajado de dientes que le mordían el brazo. Le agarraron unas manos que se transformaron en patas y le desgarraron la túnica y las botas. Toda la mañana empezó a amontonarse sobre Corum, mientras las espadas rasgaban y los puños se estrellaban contra las piedras. Corum pisoteaba dedos, segaba brazos, apuñalaba bocas, ojos y corazones, sumergido en un pánico que le daba fuerzas para combatir cada vez con mayor violencia. Corum comprendió que no quería matarles. Sin duda, pensaban torturarles, o transformarles en lo mismo que eran ellos.
Leer Mas »El Rey de las Espadas del autor Michael Moorcock
Siguieron caminando hasta que llegaron a unas escaleras de piedra blanca que terminaban en el ombligo de una enorme estatua. Kwll comenzó a subir, moviendo torpemente las cuatro piernas. Al fin, entraron por la redonda abertura y se encontraron en una enorme habitación iluminada por la luz que caía de la lejana cabeza de la estatua. Y en el centro de la luz había un grupo de criaturas armadas, como dispuestas para el combate. Eran a la vez deformes y bellas y llevaban una gran variedad de armaduras y armas. Algunos tenían cabezas que parecían de bestias, mientras que otros parecían hermosas mujeres. Corum supuso que eran los Duques del Infierno, los que servían a Mabelode, Rey de las Espadas. Uno de los Duques, iba desnudo y era alto. Su blanca piel era suave y sin vello, perfectamente proporcionado, pero no tenía cara. Corum supo que era Mabelode, llamado el Sin Cara.
Leer Mas »