Valle inicia la escritura de EL RUEDO IBERICO en 1927: un intento de plasmar el devenir de España desde el reinado de Isabel II, un poco a la manera de los Episodios Nacionales de Galdós y se inicia con LA CORTE DE LOS MILAGROS. El marco temporal del relato -las postrimerías del reinado de Isabel II- no debe inducir a error; la feroz sátira del pasado se realiza con la atención puesta en el presente y la mirada dirigida hacia el futuro. El propósito es a la vez literario y ético; el autor, "levantado en el aire", da testimonio de su país de forma tal que el espejo deformante del Callejón del Gato se transforma en máquina de moralidad y artilugio desenmascarados: "del vértice de todo este guirigay y tremolina del esperpento -escribio Pedro Salinas en 'Literatura española Siglo XX'- sale algo más que una impresión estética; surgen descarnados y pálidos, fantasmas intelectuales alzados entre tanta copia de sensualidad, los conceptos del 98, el complejo de la decadencia española".
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