A los diecisiete años, Jules McDaniels se ve obligada a ir con su hermano mayor a Londres; específicamente a la casa de la tía Christine. Donde se encontrará inevitablemente con demonio encarnado de su primo. Apenas al poner un pie en la casa de su tía, Jules comprende que las cosas han cambiado completamente. Thomas está más irresistible que una barra de chocolate a medio derretir y no para de mirarla con aquellos ojos azules hambrientos. Ella sabe que liarse con su propio primo está mal, que está prohibido y que parece una locura. Pero si él sigue insinuándosele de esa manera, ella simplemente no va a poder resistirse a sus encantos. Después de todo, ella es una chica y él es un chico.

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