Un joven tiene un accidente justo cuando comienza su vida de adulto. El accidente lo hace sentir especial por motivos que su fantasía adecúa. Poco a poco, o más bien de repente se va convirtiendo en asesino con ayuda de un amigo imaginario que lo libera de culpa con sus argumentos. Hasta que los acontecimientos van arrojando datos con los que deduce que su amigo imaginario podría estar conspirando contra él, motivo por el cual decide hacer un viaje al azar, hacia la provincia. El recorrido que hace asemeja el de cualquier otro peregrino de la literatura, pero con la particularidad de su tiempo, de su gente, de la naturaleza humana y sobre todo de su fantasía. En ese viaje también deja un rastro de víctimas, dejándose llevar hasta la descomposición más profunda para escapar inconsciente ante la justicia. Al final, o más bien antes del final, el personaje renace en el conflicto de otros personajes que viven la violencia frente a él, haciéndolo testigo del fin de la historia, que en otras novelas intentará continuar. Cuando alguien inventa un conflicto puede matar lo que no entiende, hasta él mismo.

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