Fundador de la economía clásica y autor de «La riqueza de las naciones» CS 3204%29, ADAM SMITH 1723-1790%29 suele ser tenido sólo como economista, pero el campo de sus intereses intelectuales fue mucho más amplio. Miembro destacado de la Escuela Escocesa de Filosofía Moral y amigo de David Hume, Smith fue un notab le moralista, admirador de la severidad estoica y una persona preocupada por las reglas que gobiernan la conducta humana. De hecho, la obra que en su día le deparó más fama fue LA TEORÍA DE LOS SENTIMIENTOS MORALES, publicada en 1759 y traducida íntegramente por primera vez en lengua española en esta edición. Según Adam Smith, de la mezcla ponderada de simpatía hacia los sentimientos ajenos y de amor propio, que no egoísmo, surgen valores morales que en última instancia hacen posible que individuos interesados en sí mismos puedan convivir en una sociedad justa, pacífica, próspera y libre.
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La mano invisible del autor Adam Smith
El decisivo tratado de Adam Smith sobre el mercado libre allanó el camino al capitalismo moderno argumentando que la competencia es el motor de una sociedad productiva y que el interés propio en última instancia logrará enriquecer a toda la comunidad, como si de una «mano invisible» se tratara. A lo largo de la historia, algunos libros han cambiado el mundo. Han transformado la manera en que nos vemos a nosotros mismos y a los demás. Han inspirado el debate, la discordia, la guerra y la revolución. Han iluminado, indignado, provocado y consolado. Han enriquecido vidas, y también las han destruido.
Leer Mas »La riqueza de las naciones del autor Adam Smith
Considerado fundador de la ciencia económica por La riqueza de las naciones, el escocés Adam Smith no sólo puso con esta obra los cimientos de una ciencia, sino también de una doctrina: el liberalismo económico. La idea de que la riqueza proviene del trabajo y no del oro ni de la plata%29, siendo susceptible de aumentar con una adecuada regulación del funcionamiento del mercado; la noción de la competencia como mecanismo limitador de la sed de beneficios y fomentador del bien común, y el deseo de un Estado fuerte, aunque no grande, que garantice la libertad, la propiedad y el funcionamiento de la “mano invisible” que armoniza los intereses de la persona y de la comunidad, son, en efecto, su perdurable aportación al mundo que se había de desarrollar en los siglos siguientes. Estudio preliminar y traducción de Carlos Rodríguez Braun.
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